Contaminación por residuos tecnológicos
LA CONTAMINACIÓN POR RESIDUOS
TECNOLÓGICOS
Se define como chatarra
electrónica, desechos electrónicos o basura tecnológica (e-waste o WEEE, en
inglés), a todo dispositivo alimentado por la energía eléctrica cuya vida útil
haya culminado (según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico).
De modo complementario,
se denomina obsolescencia programada u obsolescencia planificada a la
determinación, la planificación o programación del fin de la vida útil de un
producto o servicio, de modo tal que tras un período de tiempo calculado de
antemano por el fabricante o por la empresa durante la fase de diseño de dicho
producto o servicio, éste se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible.
A nivel mundial se
producen 50 millones de toneladas de desechos electrónicos por año. Según
estimaciones, cada habitante del planeta produce, en promedio, 3 a 3,5 kg de
chatarra tecnológica por día. O, si quieren hacerlo un poco más diferenciado;
en Argentina cada persona ocasiona 2,5 Kg de este tipo de basura por día. En
Estados Unidos son 15 kg cada habitante, y en Europa 20 kg; por solo nombrar
algunos ejemplos.
Esto no es algo que
afecta a algunos pocos, sino es una situación a nivel mundial. Mientras los
aparatos están en funcionamiento no presentan ningún tipo de riesgo, salvo el
dióxido de carbono que puedan producir; pero al ser desechados en basurales
comunes, estos artefactos reaccionan con el agua y la materia orgánica
liberando tóxicos al suelo y a las fuentes de aguas subterráneas. Y ahí es
cuando la contaminación se torna más seria.
Profesionales de la salud
detallan los problemas que suponen para el organismo materiales como el plomo
(perturbaciones en la biosíntesis de la hemoglobina y anemia, incremento de la
presión sanguínea, daño a los riñones, abortos, perturbaciones del sistema
nervioso y disminución de la fertilidad del hombre), el arsénico (que resulta
letal), el selenio (desde sarpullido e inflamación de la piel hasta dolores
agudos), el cadmio (diarrea, dolor de estómago y vómito severo, fractura de
huesos, daños al sistema nervioso, e incluso puede provocar cáncer), el cromo
(erupciones cutáneas, malestar de estómago, úlcera, daños en riñones e hígado y
cáncer de pulmón), el níquel (afecta los pulmones, provoca abortos
espontáneos).
Uno de los dispositivos
que más preocupa a ambientalistas son los teléfonos celulares, los cuales
contienen en sus baterías componentes altamente tóxicos como: el litio, el
níquel o el cadmio.
Soluciones
Ahora bien, ¿Se puede
hacer algo para frenar y dar una solución a esto? Querer tener algo concreto de
un día para el otro es extremadamente difícil – para no decir imposible – no
obstante, desde hace algunos años se viene tomando conciencia y algún que otro
tipo de acción al respecto.
Un acercamiento ha sido a
través de las leyes. Por ejemplo en la India en 2011 se aprobó una Ley de
Basura Electrónica que responsabiliza a las empresas de hacerse cargo de todo
el ciclo de vida de los productos electrónicos, desde el diseño hasta su
reciclaje una vez que deja de funcionar.
Otra alternativa ha sido
pensar y favorecer dispositivos reutilizables. Recientemente Google y Motorola
presentaron el “Proyecto Ara“, un smartphone modular en el que se pueden
reemplazar piezas. De este modo podrías actualizar la batería o el procesador
del equipo sin tener que desechar todo el dispositivo.
Si la idea toma vuelo,
podría plantear una alternativa para las millones de personas que usan gadgets
a diario para trabajar y desarrollar sus actividades. La gente adquiere
productos diariamente y remplaza a otros. ¿Se puede salir de este círculo? Por
lo escrito hasta aquí, no se ve escapatoria. Y los estudios y estadísticas
tampoco son tan optimistas.
Lo más importante es
comenzar a tomar conciencia por parte de cada uno de nosotros. Si uno no hace
nada por el lugar en el que vive, muy difícilmente otros lo hagan.
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